Ayer, una multitud hostigaba y hacía a huir a un toro aterrorizado que terminó saltando al mar y muriendo ahogado ante las risas y el jolgorio de los participantes. Ocurría en Denia, una localidad alicantina en el contexto del “Bous a la mar”, un evento declarado de Interés Turístico Nacional.
Pretender erradicar la violencia machista mientras se fomenta el maltrato animal no sólo es una contradicción, sino un imposible. El maltrato animal conlleva, inevitablemente, a tipos de conductas opresivas y discriminatorias como la violencia de género, acoso o el bullying.
Un claro ejemplo de esta correlación entre el maltrato animal y la violencia machista son los Sanfermines. El número de denuncias por violencia machista en dicha festividad sigue en aumento. Tal es la preocupación del gobierno de Navarra que este año el lema fue “Navarra es fiesta. Stop Agresores”. No deja de ser curioso, porque si cumplieran con este lema no se celebrarían estas fiestas, ya que los primeros agresores son los que maltratan y matan a los toros y aquellos que disfrutan de esta barbarie.
Tan trágico como paradójico resulta el hecho que muchas de las mujeres que denuncian ser agredidas y violadas son parte de una festejo donde se celebra la agresión, el maltrato y la muerte. Me cuesta entender a mujeres que se denominan feministas, que denuncian la violencia y discriminación sentadas en una plaza de toros o celebrando los Sanfermines. Un claro ejemplo de disonancia cognitiva.
El gobierno actual no puede hablar de feminismo y progresismo cuando fomenta los Sanfermines, la tauromaquia, los “Bous a la mar”, “Correbous” y con una ley de bienestar animal condena a los perritos de los cazadores a un infierno. No es sólo un problema del gobierno actual, sino de la clase política. Salvo PACMA, no he visto ningún otro grupo político (de “derechas” o “izquierdas”) denunciar este tipo de festejos y abordar en su campaña la situación de abandono y maltrato de millones de animales en España.
La televisión pública (TVE) emite -en horario de protección al menor- corridas de toros, con todos los elementos para generar stress post-traumático y destrozar la personalidad en formación del niño o joven. Sangre, sufrimiento, agonía y muerte es televisado con todo detalle por el canal público. Acto seguido, el Telediario anuncia la trágica noticia de otro asesinato machista y el número 016 contra la violencia de género aparece en la pantalla.
El lobby de la tauromaquia y la caza gestiona los medios públicos y privados. Se romantiza y se eleva a la altura de héroe a la figura del torero, al punto que representantes del gobierno y monarquía posan ante las cámaras abrazando la viva imagen del maltrato e involución social. Estos mismos medios se encargan de silenciar a quienes denuncian el maltrato animal y tachar de grupos “extremistas y radicales” a los que luchan por los derechos y la dignidad de las víctimas que sufren un maltrato sistemático.
La clase política evidencia su hipocresía al denunciar violencia machista mientras declaran de interés cultural actividades atroces que nos empequeñecen como sociedad y son tierra fértil para futuros maltratadores, acosadores, violadores y asesinos.
Seguiremos luchando hasta el último suspiro por una sociedad moderna, empática y respetuosa. Seguiremos en la lucha por la libertad y dignidad de todos los animales víctimas de la humillación y el maltrato, independientemente de la especie.
Seguiremos rompiendo cadenas.
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